no he vuelto al mar desde entonces, ahora sé que vendrás y no a verme, vendrás y no existiré

salen gusanos de mi boca, mi aliento apesta al amor que defequé en el pasado, no intento más llenar tus oídos con palabras

la soledad empieza cuando veo mi reflejo al final del vaso, el tuyo a lo lejos en cristales del otro, del otro siempre

se nos olvidó todo, fuimos la nada, la razón de un amor sin sentido, caricias que nunca existieron

Vivo en una cama, cuatro paredes, dos manos y dos piernas. Hay un par de ventanas grandes en tus ojos

te llevo aún acá, sobre todo en lo no escrito. todavía me resuenan el silencio en evasivas y las vanas promesas de las risas

sin sueños, aletargado, caminando entre rostros que reflejan impaciencia

Desvanezco, colgando de los brazos, colgando de los ojos, encontrando en el cuadro y los sonidos, la expresión

un tornado crece y se achica mientras sigo los pasos de un espectador confundido

Esta sonrisa de oreja a oreja que le embriaga de calor no ha venido así nomás; ha requerido tiempo, señora