dividiendo entre cero la sensibilidad: un producto de inflexiones reflexivas
Absorto entre el ruido y la necedad de mis palabras, tan sólo deseo encontrar la manera de escapar de los engaños
1984, narrativa, poesía, Quetzaltenango, Xelajú
Absorto entre el ruido y la necedad de mis palabras, tan sólo deseo encontrar la manera de escapar de los engaños
Yo me vine para Estados Unidos en el 67, en un viaje de intercambio escolar; por supuesto aproveché para quedarme.
De mi ombligo sale una franja de luces de colores. Es un arcoiris que empieza en mi cuerpo y termina en el bosque de pinos.
No se le cayeron al instante; sólo cuando su cara topó contra el suelo, cuando su quijada se desencajó de su rostro.
Hefaistos amaneció… Amaneció de cruda… De caña… De goma…
Por un momento se sintió seguro, creyó en la mentira que acababa de inventar y se refugió en ella. Suspendido en la fantasía se echó a volar por un breve tiempo…
Siendo los agujeros observados prudentemente a la distancia que inquiere el resplandor del fuselaje lastimado por donde emana precisa la bocanada de leve humo
En esas noches, en ésas en donde tu lugar está vacío y donde sólo el aire transita recordándome…
Amanda dejó el camino y se dirigió entre los árboles por un pequeño sendero. No era la primera vez que lo hacía. Conocía los alrededores de la aldea tan bien como sus padres o sus abuelos.
Justo como un animal domesticándose. Así me siento, echado en la acera, al lado de la mujer que toca el acordeón. Es ciega y poco virtuosa con el instrumento.