son más que ausencias cuando se materializan fuertemente en un tejido de latidos pululantes
Me he quitado la cabeza y la coloqué en la librera de enfrente observando, absorta, mi cuerpo.
1977, fotografía, Guatemala Ciudad, poesía
Me he quitado la cabeza y la coloqué en la librera de enfrente observando, absorta, mi cuerpo.
En una esquina cercana a la oficina venden flores. Una patrulla de la policía está mal estacionada, ocupa completamente la acera dificultando el paso.
Allí estaba yo, en la taberna carente de vino y rebosante de absurdos…
la visión de la tierra que en la calma agita suspiros, sabores, texturas: experimentando con la memoria
Y la materia estaba ordenada y vacía. La nada llenaba el espacio uterino del cosmos. Dos células que se encuentran, que chocan, que explotan y se expanden.
que el aire, cargado de inventos, te acerque a la luz que invade la sangre y acciona la gramática del barrio y del movimiento
Apuntó su dirección en un trozo de indiferencia que guardó en su gaveta para saber por dónde no volver.
Así si ya no te sentís tan machito, ¿verdad? La punta del arma cae dura sobre el pecho…
Necesita plagarse de olores y sabores. De sensaciones y flujos. Esta urbe inconforme que se compone de arterias y venidas. De sentimientos en construcción permanente algunos y en ruinas otros.
descubrir la lujuria, el sueño del infortunio, el suelo de lo sagrado, de lo imposible