confrontaremos la tensión de los pasos dados y de las horas con su carnal y blanca estática en honor a la callada soledad que dinamita el plexo de las islas ambulantes
Invitación V.
Vamos. Traiciónate a ti mismo. Aunque sea sólo un poco. Vamos. Verás cómo se siente. Vamos. Arruínate solo. Cierra los ojos. Verás cómo le agarras el gusto. Como un perro a la sangre. Muerde tu propio cuello y dale un sólo tirón. No lo pienses. A este mundo no se vino a ganar. Así se vive mejor. Vamos. No te creas tan especial. Verás cómo todas esas noches encerrado en la penumbra irán desapareciendo una a una. Vamos. Traiciónate solo. Arréglate para los demás. Ruega por tu vida. La existencia sólo es plena de rodillas. ¿No estás harto de nunca encajar? Vamos. Quiero ver cómo se apaga el brillo de tus ojos. Toma la manzana y llévala a tu boca. Sin pensar. Tu estilo no es tan original de todos modos. Quiero ver esas venas abiertas. ¿Cuándo vas a ser todo lo que tus ancestros querían de ti? Vamos.
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***De la serie Traiciónate a ti mismo, Japón blanco y negro
21 de enero de 2016
1993, fotografía, Guatemala Ciudad