nunca es tarde para consolidar nuestra pertenencia a la carne, al hormigón y a las serenatas que pululan en la oscuridad cuando nuestras manos laten y los grillos se emocionan
SER UN TIRALÍNEAS SÓLO PORQUE ME GUSTAS
Busco la señal:
una pestaña expulsada
de tu atmósfera o
el chasquido de tus dedos
a mi plexo solar.
Trato de seguirle el paso
al músico neurótico de tu respiración
y así quizá logre inhalar
el polen de tu caos.
Nunca supe llenar de flores
los caminos de los tipos
que me humedecen las sílabas: ¡Ah! ¡Oh! ¡Ah!
Las palabras no me funcionan y
sólo puedo ser un compás amorfo
que agita cada vez más
mis ganas de encajarle
los dientes a tus pantorrillas.
Vení y acóstate hoy conmigo.
Mañana ya no querré volverte a ver.
HIPERTROFIA
Una bala entre los dientes,
mi esqueleto tirita al otro lado
de la calle,
embolia en los ojos
y mutis de facto.
Evoco dulzuras
en golpes de granizo
y mi abrazo se llena de aire,
se contamina de plomo,
se contagia de techos
con su tragaluz y su art decó…
Ayer lloré sobre un parque
de balones y globos,
hoy se me congelaron las pestañas
y me dolió el verde solar.
Quemo todas las noches
el libro que no he parido,
y se me disuelve la saliva
en un café amargo,
que bebo desde una oficina
en donde debo tener la vista corta,
la lengua larga
y piernecitas de tobogán.
ARPEGIOS DE VÍBORAS
Abren sus bocas de mármol
para golpear a la sangre y
guerrear con fantasmas.
Van de frente, vienen de espaldas,
cuecen sus dedos y levantan vuelo
con sus alas de palo.
La cuerda tal, traste tal, tonada tal,
sus párpados violáceos chorrean
mi lengua muerta.
Hoy descubrí que mi amante tiene un garfio
y me besa con un ojo abierto
con su pupila que brilla como un cuchillo
partiendo la melodía.
Dedo medio en cuerda uno, mano derecha relajada,
ellos y ellas pronuncian mi nombre
y me muerden el hombro y siento su aliento de hienas,
S.O.S. en botella de ácido.
Lo siento, perdón, lo siento, perdón, lo siento
quiero hervir tu aorta en mi tazón de leche y
sorber pentagramas.
Ya no me invitarán a su mesa ni me tocarán la rodilla
para sentir mi hueso roto.
Mientras se ríen y se asolean,
de este lado hay una canción que tuvo que huir
por la puerta de atrás.
Víboras.
MI BOSQUEJO
Mi cuerpo es ancho como la vela
de un barco, para derrotar
al viento y al golpe incesante del mar.
Mi mente es el mar
con furia, con calma,
con visiones de abismos
y luces de anguila.
Mi lengua es anguila
eléctrica, centelleante,
caricia en arenas
y saliva en territorios de sal.
Mi lágrima es de sal,
amarga, obscena,
de invierno y verano,
que cae, como bala de cañón.
Mi cabeza fue hecha
de la bala de un cañón,
explosiva,
certera y nunca perdida
en el campo estelar.
Mis pies son el campo estelar
por eso el mundo nunca
me alcanza
para los pasos.
Los pasos que doy
son de lazo fuerte
nunca de encaje y caja
tosca, como la tierra.
Soy de la tierra,
del mar, del cañón, de la sal,
de la luz y del rostro
nocturno del universo.
Yo desnuda, soy el universo.
ASPIRADORA DE HOSPITAL
El hambre se ha tirado del despeñadero
causando ese dolor de redondez y miseria
de los niños con barrigas de tonel
y las mujeres con rostros hechos de lija,
de hombres con el azadón al hombro,
pues ya no existe más tierra qué acariciar…
Cuando era niña, soñábamos con manzanos,
fresas de miel y plátanos azucarados,
los carruseles con sus caballos de trigo
y las plazas gorditas de maíz y lluvia de arroz.
Me despierto, entre rostros achacosos,
gente de ocho a cinco y causas benéficas
solo de internet,
billetes que vuelan entre los dedos del avaro,
los tipos que persiguen sus sueños
y se echan a dormir sus mundos de ego,
el que grita callado, pues la vergüenza es mucha
y la habladuría rellena las paredes de los rascacielos.
Tiro mis monedas a los pies del viejo Bóreas
exacerbando mi propia ignorancia,
manoseando el culo de mi modus vivendi
pues es más fácil ver las noticias
desde mi sillón,
que ser pregonero del mundo.
13 de noviembre de 2014
1976, Guatemala Ciudad, poesía