fíjate cómo ascienden burbujas incandescentes buscando aparearse con el aire que susurra letanías para decorar el vacío de la vida
* * * * * *
No me sale del coño
escribir
me sale de los orificios de mis orejas
del recuerdo de unos
pendientes
de un hilo
dental
del hueco de tu muela
No me sale del coño
me sale de la vista cansada de pagar a Autónomos,
ni siquiera mi hijo
me salió del coño,
me sale de las cicatrices de las bicicletas
de los ojos frescos de los pescados
de las lenguas de los corderos
del coño de los otros
de la ausencia del frasco
de las pequeñas esencias
del olor a sudor en los colegios
No me sale del coño
escribir
me sale de los cobardes
que se comen a los muertos
y a los enfermos
que los arropan mientras hablan por teléfono
de las bragas talla –s
Nada me sale del coño
ni me entra
no tengo coño
Me sangra la mano
cuando escribo:
“¡No me sale del coño
escribir!”
No me sale pedir la vez
meto los pies
sin permiso
en el vaso de agua
me ahogo en el supermecado
y en los tenedores
me sale moho en la cortina
se me cae el alcohol de la cerveza
¡No me sale!
¡No me sale!
¡No me entra
en la cabeza!
No me sale del coño
escribir
me sale de los máster del universo
editorial
económico,
ni siquiera mi hijo me salió del coño
No tengo coño
¡no me sale del coño tener coño!
No me sale del coño
escribir
me sale del agujero del mundo
* * * * * *
Hablar es sin muebles.
Su madre entendió la palabra hablar.
Su madre entendió la palabra muebles.
Le cogió de la mano
y no volvieron a decir nada
en todo el camino.
DEMÉTER
Me duele tanto útero
cuando araño la tierra.
Soy la madre de la comida congelada
y de los olivos que acampan a las orillas del mar
junto a los cuerpos desgastados
de los niños alcohólicos
Después de buscarte en el infierno
supe
que me rescataba la boca
que llenaba la bolsa de la compra
con alimentos saturados de grasas saturadas
con los que ver la tele
hija mía, me duele tanto útero
porque me escribieron
me pintaron
me esculpieron
madre
arrastro mis zapatos planos por la sección de bisutería
y nacen flores
parece hermoso
y es triste
cada vez que camino
injerto células en los poros del
aire
los restos de mi piel son untados en los senos
de una mujer que llora los años que ya no tiene
y que se retuercen en las piernas
cada vez más largas
de sus
retoños
no deseo el abrazo de un hombre
no deseo un abrazo
espero la primavera que cada vez es más invierno
en mi cabello y en el contorno
de tus ojos
hija mía
ahora estás tú pagando mi rescate
con bonos de masaje en un spa
sé que temes que me deprima y asole el clima mediterráneo,
pero no es culpa tuya que me violara un toro,
o lo que fuera tu padre cuando no era agua corriente.
Sé que tú también tienes una úlcera en el útero
y eso no es grave
pero es
vuelve a tu casa a recoger el libro que se le calló a tu marido en el suelo
o construye una casa al lado del mar
o alquila un cuarto por horas,
pero cierra la nevera,
que ya hace mucho frío.
***Textos de Volveré mucho más tarde de las doce, Egales, 2011
* * * * * *
Se me estropearon los huesos
de las manos. Tanta agua
y el esfuerzo interminable de adivinar
si tú también tienes vísceras.
*** De Cuervos vienen, carne huelen, autoedición, 2013
NIÑA Nº 11
Soy la niña que ya no te ama
No recuerdo exactamente el segundo
en que dejaron de interesarme
las imperfecciones de tu piel
Un día a tu lado en la cama
escuché abrirse el cajón de una cocina
fue como el trueno que inicia una tormenta
y tus susurros se me hicieron ridículos
tu placer se arrancó de mis hombros
Soy la niña, sí, la misma niña que te amaba en los colchones hinchables
pero ya no te amo nada,
ni cuando paso la aspiradora
ni cuando miro los dibujos de las puertas
Tengo la sangre fría de calentar el té
sin pensar en las huellas del pasillo
Me importa una mierda que se partan
los mangos grises de los cubiertos
Soy la niña que ya no te ama
Me da vergüenza imaginar cuánto me quieres por la calle
cómo me recuerdas follándote y te excitas
cómo lloras al limpiar la mancha de cerveza en la mesilla
No te amo nada desde que aquella tormenta
me sobresaltó en la casa
Tantas cosas escuché, la lluvia
tus gemidos tan ridículos y solos
pensé en la factura del teléfono móvil
y tú eras tan absurda gozando junto a la niña
que dejaba de amarte
tan ingenua sin leer la hora en el techo
Tenías prisa y te marchaste pensando en volver
mañana ya no entrarás en el portal
el cochecito de bebé sigue aparcado
los muebles de los vecinos de arriba se mueven
sin descanso todo funciona el agua escasa
Y yo soy la niña que ya no te quiere
Ha sido tan sencillo dejar de amarte
Un acto inconsciente como quien cierra
el cajón de la cocina y hace un ruido
de tormenta
*** De Niñas (en prensa)
MARÍA CASTREJÓN. (Madrid, España, 1974). Filóloga hispánica. Reflexiona sobre el género desde diferentes disciplinas: poesía, ensayo, guión y arte. En 2008 publicó la primera guía de narrativa lésbica española Que me estoy muriendo de agua (Egales); en 2011 el poemario Volveré mucho más tarde de las doce (Egales), premio Desayuno en Urano y finalista del Premio Internacional de Poesía de Torrevieja 2011; en 2012, el libro de artista Cuervos vienen, carne huelen (un fragmento impreso en una servilleta fue galardonado con el II Premio de Poesía Experimental Francisco Pino; pendiente publicación, el poemario Niñas. Actualmente escribe el guión de la novela gráfica Annemarie Schwarzenbach (Norma), el poemario Meg Ryan es snuff y su tesis doctoral Transtextualidades en el ámbito postporno barcelonés (UB). Últimas obras y performances: Un café por un sueño, Te vas a comer mis palabras y Envuelve tu carne en una obra de arte.
08 de enero de 2014
1974, autor invitado, España, Madrid, poesía