con ausencia de testigos, el hombre pez se hace anguila en la corriente y avanza esquivando anzuelos, disparando microrealidades en viaductos interiores
TIERRA SÚBITA (I)
la soledad empieza
cuando veo mi reflejo
al final del vaso
el tuyo a lo lejos
en cristales del otro
del otro siempre
el último penúltimo trago
recuerdos mal-recordados
hasta vomitar la nostalgia
que retrata tu adiós
el último penúltimo trago
– otra vez
volvieron a correr
tus riachuelos
a emerger tus montañas
en la topografía
de mi rostro
te recuerdo espléndida
como los abuelos
de los abuelos de…
que si te recuerdo
como te conozco
mejor no empiezo
el último penúltimo trago
trago mis palabras
ojalá pudieras
huir de ti
NO HAY NUBES DE MAR
tus manos son un silogismo entre mis dedos y caminan por cementerios de cielos soleados. desde el reflejo de tus lágrimas de lluvia muerta, un idiota me grita al oído: sí sí, el mar está lejos y vos… inalcanzable
mis manos mientras tanto acarician los espejos
¿cuánto falta para abandonarte?
si amor, la lejanía es física
si adiós, el amor es para ti
regresaré a traerte, a lamer luz de ventana y saborear como siempre el último verso de mi última semana de verano
LAS PALABRAS RARAS
hay realidades
tan pretenciosas
dioses ocultos
en castillos de cenizas
que desaguan su existencia
en clepsidras alcohólicas
sueños lúcidos
donde las pesadillas
sueñan ser sueños
y los fetos
tienen hijos
en el vientre de su madre
dime entonces
si tu tristeza se asemeja
al llanto de la silla
del hotel
de la pequeña sinfonía
si es que es tan fantástica
para nombrarla
“onírica”
QUIENES CORREMOS Y GRITAMOS POR LAS CALLES
somos contemporáneos
en dimensiones esenciales
no-poéticas
incubados en las entrañas
del progenitor de los tiempos
iguales
somos el niño de la foto
la escultura de lágrimas
la caricia que queda
del sueño al despertar
ESA NIÑA
Esa niña, sabes, tiene ojos verdes
pero no de esperanza
de putrefacción
de silencios
de mi
de ti
MAÑANA MI
despertar un poco más temprano y desayunar un poco más liviano – tal vez así amanece más rápido
quiebro codos en la mesa
pensamientos sin querer
en tu espejo los deseos
lavan lágrimas y llanto
lavaré yo lejanías
con las manos en las sienes
la mirada contra el suelo
y el recuerdo de alguien más
que hay veces que la luna, veces hay que sale el sol y algunas otras en que no
espera que se escapa
la belleza de la muerte
espera necesito
sostenerme entre tus brazos
amanece y volveremos
a saber quién es el otro
mientras tanto la mirada escapa a todas las ventanas. no llores aún, la lluvia está apenas por caer
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en cada moneda
soy virtual decadencia
mañana…
forzaremos las rodillas
por hoy
14 de marzo de 20121991, Guatemala Ciudad, poesía