Te Prometo Anarquía

ahora es menester desenredar las ataduras e inflitrarnos en la región templada donde trasiega el albacea, al fin, con su plumón orgánico

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[SONIA SAN ROMÁN]

 

I

 

Adentro

mis pensamientos retumban

en mis costillas

y afuera

blablablás neuróticos

van tentando a una paciencia

que jamás he tenido.

 

Para que vuelvan a crecer las flores

voy dejando en la cuneta

trincheras de camiones incendiados.

 

II

 

Esta tarde de domingo

una Luperca aldeana

amamanta a cinco cachorros

obesos e insaciables

llenos de pulgas.

 

Está rodeada de huesos

y de rastros de la comida del día

plagados de moscas.

 

Tiene las costillas marcadas

y las tetas

le cuelgan ennegrecidas

entre las patas.

 

Pero a Luperca

los tirones y la leche

la empujan hacia el suelo.

Hacia el lugar de La Tierra

donde se encuentran las cosas

que tienen importancia.

 

El río baja torrente y chocolate.

Desde el puente

da miedo su estruendo

de troncos y de piedras.

 

Las aulagas amarillean

las praderas altas

y vuelven los manantiales

a los agujeros secos

del verano.

 

Los caminos son lodo

y huella fresca

y en la tumba de mi abuelo

han crecido hierbas

y flores diminutas

que marcan el sendero.

 

III

 

En la calle San Martín

pienso que las ciudades

que viven en nosotros

no son las mismas

por las que paseamos los domingos por la tarde,

ni hace diez o doce años.

 

Ni las gentes que son

son realmente las mismas que fueron.

 

Viven ahí,

en esa matriz de los recuerdos

donde todo es inmutable

y el tiempo no pasa.

 

Fuera todo es vergüenza

y vías cortadas.

 

Poco se corresponde

con lo que hubo.

 

Tampoco mis suelas

son las mismas

que un día pisaron estas piedras.

 

Y pensar que un día

tuve la llave de esa puerta.

 

IV

 

Soy el término de una preposición

sobre la que escalo una cumbre pelada.

 

Allí quiero ver atardecer.

 

Comprobar que el sol da luz hasta en las cuevas.

 

Que las sombras son elecciones

y no debes.

 

Sol para todos.

Sol para aquél que quiera sol.

Hay sol de sobra esta mañana.

 

Los ojos, como galaxias recién nacidas.

 

El cañón, abierto en dos.

Las manzanas, en compota.

 

Que mis amigos se arranquen las sanguijuelas del pecho

y lloren de risa.

 

Y que al león, dormido, le ardan,

con la cabeza del revés,

habones de palabras dentro del espejo

para que aprenda a rascarse.

 

V

 

Estoy ardiendo como el suelo de San Juan Viejo Parangaricutiro.

Como el hombre de mimbre en la isla de Whithorn

En el frente de la Guerra de las Galaxias, con una bayoneta oxidada marca Acme.

Al acecho del cordón de una bota a medio atar, como un gato doméstico.

Con la torpeza de un hipopótamo entre figuritas de Swarovski.

Inútilmente abrasiva como una anguila eléctrica desenchufada.

Esquiva, como un hurón en el cepo del conejo.

Acariciando el mundo a palmos, como si me faltaran los ojos.

Desnudando los pasos sin saber medir.

Regalando un vestido de domingo a mis ganas de crear

un nuevo sistema métrico decimal.

 

Y mis ganas me regalan un espejo.

 

¿Cómo creer?

¿Cómo construir con diez ladrillos y doscientas rosas?

 

Defenderé el adobe antes de hacer el edificio.

Cada guijarro cuenta.

 

Arrójalo.

Lánzalo.

 

Pero no intentes construir con nubes.

Nos lloverán encima.

 

Las mías no escampan esta noche

y repiquetean en los cristales de mis gafas:

los-re-yes-son-los-pa-dres.

Son-los-pa-dres.

Los-pa-dres.

Pa-dres.

 

Aunque siempre nos quedará el Olentzero

o Papá Noel

o Santa Claus

o la Bruja Befana

para tener un poco de carbón dulce en los zapatos

y seguir soñando con un sol bien repartido

que nos haga arder

como el suelo de San Juan Viejo Parangaricutiro,

como el hombre de mimbre.

 

 

***Poemas de  Anillos de Saturno, Baile del Sol (2014)

 

 

SONIA SAN ROMÁN. (Logroño, España, 1976). Licenciada en Filología Hispánica en la Universidad de La Rioja. Estudiante del Máster universitario en formación e investigación literaria y teatral en el contexto europeo (UNED). Trabaja como profesora de Lengua y Literatura españolas en el Centro de estudios Quadrivium, de Logroño (del que es socia fundadora). Ha publicado los libros De tripas, corazón (Ediciones del 4 de agosto, 2004), Planeta de poliuretano (Asociación cultural Crecida, 2005), Punto de fuga (Editorial Eclipsados, 2008), Anillos de Saturno (Baile del sol, 2014) y Nosotros, los pájaros (Colección Ejemplar Único. Gabriel Viñals, editor, 2015). Como editora ha coordinado los libros Strigoi, 25 poemas vampíricos, Hay caminos, antología-homenaje a José Hierro (Eds. del 4 de agosto, 2012) y Yo tenía tres modos de pensar. Ciudades, ríos y rock & roll, antología poética de Benjamín Prado (Eds del 4 de agosto, 2013). Resultó finalista del Cosecha Eñe 2015 con su relato N-232. Ha colaborado en numerosas revistas, antologías y publicaciones colectivas de España y México. Forma parte del grupo de escritoras entrevistadas para el documental de Sofía Castañón Se dice poeta (Sr. Paraguas, 2014). Es miembro del consejo editor de Ediciones del 4 de agosto.

 

04 de febrero de 2017
1976, autor invitado, España, La Rioja, Logroño, poesía

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