sigamos simulando que somos el alma de la pleamar que asume el riesgo de querer ser espesa miel ante la cercanía del cielo
AMULETO
No hace falta ser huracán
para sumarme a las destrucciones cotidianas;
acepto que soy
el campo yermo
que dejó la catástrofe.
PUÑETAZO DE ÁNGEL
Alguien llega y me da un puñetazo en la cara
caigo y pierdo mi ángel
el golpe me devuelve a la tierra
yo soy del aire, de las alturas
floto y fluyo
no sé nada de caminar, arrastrarme, transportarme
como tosca de barro
o piedra pesada
recuerdo que sé correr
sé huir
y caigo y pierdo mi ángel
cuando tropiezo
casi siempre
me ahogo en la fuente
me claustrofobio
me transparento
mis líquidos se mezclan
sin esencia
salto
y caigo y pierdo mi ángel
me asoleo
me amarilleo y marchito
y caigo y pierdo mi ángel.
MARIBUNDA
Salobre
Estirada
Muda
Plena
Enredada
Abierta al medio
Receptiva
En espiral
Perfumada
Me recuesto
A LA ESPERA
Hoy no viniste
ayer tampoco
anteayer no
La semana pasada
el mes anterior, ni el pelo
a principio de año
ahí te vi
lucías bien
yo también
hoy no viniste
ni avisaste que lo hacías
ni lo contrario
claro, uno no dice
“no voy”
directamente
no llega
sin embargo
te espero
y esperar
es así
es esto
mirar por la ventana
agudizar el sentido
buscarte en la calle
creer que tu alma se apoderó de un gato
y querés estar cerca
escribir cartas con tu dirección
dedicarte momentos
nubes
hojas
botones
mirar la cartelera de cine
y adivinar qué película veremos juntos
qué playa caminaremos
bajo qué árbol llegaremos a extendernos las manos
hoy no viniste
no es triste
es un compás de baile
es una preparación de ansiedades
es la resolana del amor
hoy no viniste
pero sigo creyendo
empecinadamente
que mañana
en un rato
antes que anochezca
en la madrugada
vas a llegar.
LA NOCHE
Cuando la noche es triste
nos levantan los fantasmas
nos murmuran los pasados
nos aplastan los errores.
Cuando la noche es triste
lo denuncian los párpados
las cíclicas trampas
la piel postergada.
Cuando la noche es triste
uno sabe que arriesgó demasiado
que pidió en exceso
que no puede perdonar
que es imposible confiar
que hay una excusa para correr sin mirar.
Cuando la noche es triste
no hay mañana de alivio
no hay tarde de alientos
no hay, de nuevo, noche.
LA VERDAD QUE CURA
Mirá si hoy decís una verdad. Una chiquita, breve, sencilla. Sin gritarla, sin musitarla. Para adentro, para vos. Eso que hace tanto tenés ganas de decirte. Sería bueno compartirla. Pero no ahora. Con voz firme, con canto. En este mundo que vive dándose la palabra para violarla, para ensuciarla, para incumplirla. Cómo va a tener valor el poema, el cuento, el libro. La palabra se quiebra. Nadie quiere nombrarla. Los humanos ya no nos damos las manos ni nos estrechamos en abrazos. Se acabó la sinceridad. Fusilada en la vereda bajo el sol. Duele. Hay que dolerla. Nos miramos al espejo o miramos para otro lado. Por encima del hombro, por las cerraduras. Hacemos lo imposible por indecirnos, adecirnos. Carentes de palabra andamos. Inseguros, temerosos, paranoicos, sustituidos, intermediados. El ciclo se cierra. En calma, me doy la palabra, me cumplo.
NATALIA SCHNAIDER. (Buenos Aires, Argentina, 1974). Periodista y fotoperiodista en el periódico EcoDías y docente en Escuelas Secundarias Públicas. Ensaya poemas y microcuentos todo el tiempo posible. Realiza lecturas públicas junto a colegas en “Poesía en la Calle”, movimiento de su ciudad natal —Bahía Blanca— y en cafés literarios a los que es invitada. Poesía instantánea, su primer libro, será publicado en breve por la editorial guatemalteca Chuleta de Cerdo.
20 de mayo de 2014
1974, Argentina, autor invitado, Buenos Aires, poesía