después de la guerra, el hermano de la tierra recoge sus cenizas dispersas y continúa su viaje, procurando que la furia no entorpezca nada
Hoy soy Aníbal, no marcharé sobre Roma ni siquiera pasaré cerca porque ya sé que he perdido
1988, Cuatlitlán Izcalli, Guatemala Ciudad, México D.F., poesía