deja que pase la luz, deja que la medicina inunde tu alma y que caiga el peso que te agobia la existencia
Lúgubre recuerdo perdido en la memoria del incansable necio que oculta penas y sobrepasa caricias. Sobria mirada la de la mujer amada que encarna en su vientre la tristeza de un fruto vacío y vencido por el viento. Caminos de polvo con espinas, llenos de felicidad a medias, cuántas noches he de oír su voz trémula ante el recuerdo que llena y agranda ese espacio. En solitario me despido noche a noche con un beso, pero las lágrimas se caen y se pierden, ¿se habrá perdido él también?
MUERTE
Muerte, tan pálida y tan lúcida a la vez,
¿Dónde estás cuando te llamo y por qué me abrazas cuando no estoy?
Cantas sobre mis oídos
El frío dicho que reprime mi condena
Y es tan oscura tu mirada que al reír contigo perdería mi inocencia.
Calma las ansias de la espera abrumadora,
Que en mis ojos no hay cristales que ya por ti bañen ilusiones,
El olvido es ciencia difícil para mi mente recurrente
Y el tiempo ya no borra lo que te hace tan presente.
No te burles del cansancio de mis fuerzas que aún no despiertan, después de la agonía,
Mis alas ya caídas pierden la fe de levantarse entre las rosas.
Sólo no me lleves a las llamas
Que en vida queman más que el fuego de tus entrañas.
No me despiertes de este sueño tan profundo,
Que caer de nuevo no sería tan humano,
Mejor hazme parte tuya
Y no me entregues a las fieras
Que consumen la esperanza.
Háblame despacio y sin verme a los ojos,
Trágame tan lento que no se sienta tu aliento a tristeza
Y yo no sepa que has ganado.
* * * * * *
Sobre una lágrima espesa yace la virtud que se desprende desde el fondo y recorre con exactitud los limbos de mi canela piel, va disecando orgullos y virtudes hasta agobiarse endurecida por el sol, como una aliviada orquestina que amanece afónica, desbaratando nubes. O talvez como el volcán que se vuelca y arde, rompe y dibuja insospechables maravillas sobre un cielo oscurecido.
EL SILENCIO
Me siento incompleta desde que perdí la palabra
He buscado entre mares y arenas
Perdidas, lejanas y oscuras,
Abruptamente he notado su desaparición.
He perdido el olvido
Anuncio con pena que no lo recuerdo
¿Saben de él?
¿Alguien le conoce?
Lóbrega y apaciguada manera
De deshacerse de mí,
Tan sutil, tan débil
Que casi ni le siento.
Ya mis ojos ciegos
No lloran por él,
Pues la luz en la que se reflejaban
No se dejará ya más nunca ser,
Pues ahora le reconozco,
y el viento me susurra al oído:
«El silencio».
VIAJES
Empaco…
Coloquios angustiosos,
Silentes componendas
Que relatan invariantes
Los vocablos morroñosos,
Invidentes quebrantos
De poca devoción.
Desdoblo…
Pensares afligidos
Impotentes argumentos,
Que aspiran pernoctar
En tu designio.
Menguo y titubeo…
Escurro de tristeza,
Alondra vulnerable,
Beso lejano
Que se encierra en mi baúl.
08 de febrero de 20101980, Antigua Guatemala, poesía, prosa
08 de febrero de 2010
Que buenas imágenes recreas con las palabras sin dejar pasar las emociones que se sienten al leer Muerte.
Buen trabajo!
11 de febrero de 2010
buenos textos lucia. las imagenes, e inluso el sonido que tienen tus palabras. un abrazo!