deja que el alcanfor corra como virus por tus venas y grita: ¡corte, se imprime! Babilonia huele a miel y a carne
Casi tan malo como cuando se te cae un cigarro encendido sobre el pelo de alguien que te chupa la pija a 120 km/h en la autopista de Palín y te recuerda que nunca en tu vida pasada viste la auto-destrucción…
1986, Guatemala Ciudad, narrativa, prosa